El palacio anunció que a Carlos le habían diagnosticado cáncer y, tras varias semanas de especulaciones brutales y teorías conspiratorias en Internet, a Kate también

El «annus horribiles» de la monarquía británica: 12 meses sin precedentes

Realeza
26 de junio, 2024 - 12:46 pm
Agencias

«Sin ella, todo parece menos alegre. El futuro de la monarquía son Guillermo y Catherine», afirmó Patrick Jephson, antiguo secretario privado de Diana, princesa de Gales.

 

Cuando el rey Carlos de Inglaterra fue coronado hace poco más de 12 meses, nadie, ni siquiera el propio monarca, podía predecir que el primer año de su reinado se desarrollaría como lo ha hecho. Apenas nueve meses después de su coronación, seguida por unos 400 millones de personas en todo el mundo, en una coincidencia tan extraña como sin precedentes, el rey y su querida nuera, la princesa de Gales, ingresaron en el mismo hospital londinense con pocos días de diferencia.

Y luego se supo la razón: a pesar de las garantías iniciales de que ninguna de las dos enfermedades eran cancerosas, el palacio anunció que a Carlos le habían diagnosticado cáncer y, tras varias semanas de especulaciones brutales y teorías conspiratorias en Internet, a Kate también.

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Los comunicados relativos a las hospitalizaciones, hechos públicos con apenas unas horas de diferencia, eran solo una parte de lo que finalmente se sabría. En cuanto al rey, el palacio no especificó qué tipo de cáncer, solo que no era de próstata, y explicó que el monarca se tomaría un descanso de los compromisos públicos mientras recibía tratamiento ambulatorio.

La situación de la princesa pareció diferente desde el principio. Al comienzo, la opinión pública se enteró de que pasaría hasta dos semanas ingresada en la London Clinic tras someterse a una operación abdominal mayor «planificada» y que volvería a sus obligaciones en torno a Semana Santa. Presionado, el palacio anunció que la afección no especificada era «no cancerosa». Pero mientras se recuperaba, la princesa recibió la impactante noticia de que ella también padecía cáncer.

Fue un momento decisivo en la historia de la realeza.

Con el rey y la princesa de Gales temporalmente fuera de escena, el príncipe Guillermo anunció que se tomaría un tiempo libre para cuidar de su esposa y de su joven familia.

El palacio, deseoso de restar importancia a cualquier sensación de pánico, calificó la aparente crisis como un «bache», insistiendo en que el rey era optimista sobre su pronóstico y volvería al trabajo tan pronto como recibiera la luz verde de su equipo médico. En el caso de Kate, no hubo tanta información sobre cuándo retomaría sus obligaciones públicas.

Esta vez el palacio no tenía un programa establecido. No fue un escándalo público ni una crisis como una abdicación. Sin embargo, obligó a Carlos a replantearse su reducida monarquía y la mejor manera de servir al pueblo. La poderosa dinastía Windsor, que no hace mucho tenía al frente al monarca más longevo del mundo, parecía de repente muy vulnerable.

Si bien el rey contó con el apoyo de otros miembros de la familia que se encargaron de que el engranaje siguiera en marcha, la ausencia de Guillermo y Kate fue notable. «Sin ella, todo parece menos alegre. El futuro de la monarquía son Guillermo y Catherine», afirmó Patrick Jephson, antiguo secretario privado de Diana, princesa de Gales.

«Y, como sabemos por cualquier estudio superficial de la familia real británica, son las mujeres las que tiran del carro, las que salen ahí fuera y hacen que las cosas sucedan”. ¿Hasta qué punto es frágil la monarquía? Pues es tan frágil como lo es Catherine y, de momento, no lo sabemos».

El pasado 15 de junio, Kate asistió al Trooping the Colour —el desfile oficial para celebrar de cumpleaños del rey— tras anunciar su asistencia con tan solo un día de antelación: un recordatorio de su fuerza interior y de su popularidad.

Una fuente cercana a la princesa afirma que el tratamiento había «dado un giro de 180 grados» y que se sentía lo suficientemente bien como para subir a un carruaje con sus tres hijos y estar junto al rey en el balcón. En un mensaje en las redes sociales, la princesa también publicó una inusual nota sobre su estado de salud, compartiendo que sigue recibiendo quimioterapia preventiva y que está haciendo «buenos progresos», pero que «no está fuera de peligro», señalando que tiene «días buenos y días malos».

El palacio se esforzó en subrayar que la aparición de Kate no significaba su reincorporación al trabajo a tiempo completo, sino que esperaba asistir a un puñado de compromisos durante el verano. Fue un rayo de esperanza en lo que ha sido un año increíblemente difícil para la familia real.

«La gran emoción pública que acogió la valiente aparición de Catherine en el desfile puso de relieve su importancia crucial para la monarquía», afirmó Jephson. «Sin ella, la institución quedaría reducida a su propia sombra. Dada la drástica disminución de las fuerzas de los Windsor, ella es, con diferencia, la gran esperanza de la Corona. Combina el deber y la belleza con una vulnerabilidad solo superada por la madre del príncipe Guillermo».

La difunta reina Isabel había reinado durante cuatro décadas antes de su infame annus horribilis de 1992, cuando tres de los matrimonios de sus hijos fracasaron y el castillo de Windsor se incendió. Con este año ha habido una sensación de presentimiento de que el año infausto de Carlos ha llegado demasiado pronto.

Tras acceder al trono a los 73 años (el monarca de más edad de la historia en hacerlo), la gran pregunta era si sería capaz de terminar la obra que había esperado décadas para empezar y que parecía impaciente por comenzar. Además de los pilares de su vida, que incluyen la conservación y la sostenibilidad, Carlos III ha destinado la primera etapa de su reinado a remodelar la Casa Real, a dar un giro a las residencias reales y a preparar el futuro de la monarquía. Según fuentes cercanas al rey, que recientemente anunció planes para abrir más palacios al público, se ha sentido «frustrado» porque sus problemas de salud lo están retrasando.

Mientras tanto, el diagnóstico de cáncer de Kate ha supuesto una conmoción aún mayor. La madre, de 42 años, estaba en pleno apogeo como nueva princesa de Gales, trabajando en su campo de desarrollo de la primera infancia y esperando una apretada agenda de compromisos y giras por el extranjero con Guillermo, cuando su vida dio un vuelco.

Mientras ella, su marido y sus familiares más cercanos asimilaban la devastadora noticia —al principio no se informó del cáncer de Kate a nadie más que a los Middleton y a los reyes—, se las ingeniaron para decírselo a sus tres hijos. Según un asesor, Kate estaba decidida a ser sincera con ellos y se lo dijo de una forma que fuera comprensible para ellos.

Con tres personajes clave fuera de escena, la familia real se apoyó en la princesa Ana, de 73 años, princesa real, y en el duque y la duquesa de Edimburgo, el príncipe Eduardo y su esposa, Sofía.

Pero parecía que la monarquía se estaba quedando sin grandes figuras. Se habló de desempolvar la Ley de Regencia (se invoca cuando el heredero debe sustituir al monarca en caso de incapacidad), pero como el rey continuó con sus obligaciones de Estado, incluidas las sesiones semanales con el primer ministro Rishi Sunak, las reuniones del Consejo Privado y la correspondencia oficial, no hubo necesidad de hacerlo.

Guillermo se tomó un descanso de los compromisos para cuidar de su esposa y sus hijos pequeños, dejando la mayor parte de la carga de trabajo a la reina Camilla, que sustituyó al rey el Día de la Commonwealth en la abadía de Westminster y viajó por todo el Reino Unido en compromisos oficiales. Si sintió la tensión, no lo demostró, y estuvo a la altura de las circunstancias con profesionalidad y elegancia.

Fue un momento extraordinario: Camilla, que había puesto en duda el futuro de la monarquía por ser la amante a la que se culpaba de la ruptura del matrimonio de Carlos y Diana, era ahora la persona que mantenía en marcha el espectáculo real.

«El rey está muy orgulloso de su esposa y de cómo lo ha apoyado mientras seguía con su trabajo en unos momentos tan duros», dijo un amigo de la familia. «En cuanto a la reina, se alegra mucho de apoyar a su marido incluso cuando ha estado muy preocupada por él, pero a nadie se le escapa la ironía de que sea Camilla quien ha dado un paso al frente en estos momentos difíciles».

Carlos y Camila

Se dice que el rey es muy consciente de las presiones que soportan los principales miembros de la familia, sobre todo su esposa y su hijo mayor. A puerta cerrada se habla de que, en ausencia de Harry y Meghan, el rey podría pedir a las princesas Beatriz y Eugenia, hijas del duque de York, que asistieron a una reciente fiesta en el jardín del palacio de Buckingham con el príncipe Guillermo, que lleven a cabo más compromisos reales tanto en el Reino Unido como en el extranjero.

«Carlos quiere mucho a sus sobrinas. Cree que se han convertido en mujeres muy sensatas que podrían ser un verdadero activo», reveló una fuente cercana al rey. «Es algo que se está considerando».

Una segunda fuente de palacio añade: «La familia real siempre ha mostrado propensión a aprender de las experiencias y a adaptarse. En ese sentido es una de las grandes organizaciones camaleónicas del mundo, y creo que, por tanto, habrá alguien que diga: ‘Replanteemos esta monarquía menguada».

Los rumores de la prensa de que Harry, que recientemente regresó al Reino Unido para asistir al 10º aniversario de los Juegos Invictus, está dispuesto a ayudar a su padre en las tareas reales en el extranjero son totalmente falsos.

La visita de Harry y Meghan a Nigeria, aunque no fue un viaje oficial de la realeza, parecía tener todas las características de uno y generó una prensa mayoritariamente positiva para la pareja.

Durante el periplo de tres días de Harry en el Reino Unido en mayo, no hubo reunión con su padre. Se dice que Harry se sintió profundamente decepcionado por el hecho de que Carlos diera prioridad a los compromisos oficiales, incluida una fiesta en el jardín del palacio, antes que a él. «Aunque se han descongelado las relaciones entre padre e hijo, sigue habiendo problemas de confianza», confesó un amigo de la familia. «A Carlos le dolieron mucho algunas de las cosas que Harry dijo sobre Camilla en su libro. En cuanto a las relaciones entre Harry y Guillermo, hay una ruptura total de la confianza».

Con Harry y Meghan fuera de la nómina real, hay una necesidad urgente de más colaboradores. Se esperaba que el rey y la reina viajaran a Australia a finales de este año. Sin embargo, aún no se sabe con certeza si Carlos, que retomó sus compromisos públicos a finales de abril, estará en condiciones de viajar por el mundo.

Principe Harry

«Cuando hay tan pocos miembros activos, los lugares no se visitan. No se estrechan esas manos», observa Jephson. «Nadie recibe esa amable sonrisa que ha sido una parte fundamental del encanto de la monarquía. Donde se asientan los pilares de su lealtad, tanto en el Reino Unido como en el extranjero».

Enviar a Guillermo, Kate y sus hijos a otros países sería, normalmente, una forma de reforzar el apoyo en el extranjero, pero con la incógnita de cuándo volverá Kate al trabajo, todos los planes están actualmente en pausa.

Cuando la princesa apareció para informar al mundo de su diagnóstico —tras un frenesí de especulaciones, crueles rumores en las redes sociales y un supuesto intento por parte de tres miembros del personal de la London Clinic de piratear su historial médico privado—, se mostró frágil, pero insistió en que se encontraba bien. Antes de hacer el anuncio televisado, esperó a que los niños estuvieran fuera del colegio por las vacaciones de Pascua para protegerlos del interés de los medios de comunicación.

En su conocido vídeo, se mostró sorprendida por el diagnóstico de cáncer y reveló que estaba recibiendo quimioterapia. Cuando habló de sus hijos, le tembló la voz. Terminó su mensaje con palabras de apoyo a todos los afectados por el cáncer, asegurando: «Por favor, no perdáis la fe ni la esperanza. No estáis solos».

Kate marcó un nuevo nivel de transparencia para la familia real y fue un potente revulsivo.

«Fue decisión suya compartir con la nación su mensaje sobre su salud», reveló un antiguo ayudante. «Es un ejemplo increíble de la fuerza interior que tiene como persona. Demuestra un enorme coraje, y creo que mucha gente se ha inspirado en ello».

Fuentes cercanas al príncipe y a la princesa afirman que han sido «momentos muy duros» para la familia, pero que la princesa es resiliente.

«Catherine tiene una gran entereza, es una persona fuerte y recurrirá a ella», afirmó el exsecretario privado de los Gales, Jamie Lowther-Pinkerton, que conoce a la princesa desde hace más de una década. «Esa fortaleza le ha sido muy útil cuando ha habido turbulencias en su vida».

Un amigo añade: «La princesa tiene a Guillermo a su lado, son un equipo increíblemente fuerte y saldrán adelante. Sus hijos son su foco absoluto».

Mientras Kate estuvo en el hospital, ella no quería que sus hijos la vieran en bata y conectada a monitores y tubos, así que solamente la visitaba Guillermo, y la princesa se conformaba con videollamadas a casa todos los días. «Las cosas eran tan normales en casa que George jugaba un partido de rugby contra otro colegio mientras Kate estaba hospitalizada», apuntó un amigo.

En casa impera la normalidad, y públicamente también. Los cumpleaños se han celebrado con fotografías oficiales tomadas por la princesa (Louis cumplió seis años en abril y Charlotte nueve en mayo), mientras que Guillermo y Kate celebraron su decimotercer aniversario el 29 de abril con la publicación de una fotografía en blanco y negro inédita.

Monarquia britanica

«Guillermo es un ser humano como todos los demás, y para él también ha sido un momento realmente difícil», dijo un colaborador. «Creo que lo importante para él es que está ahí para apoyar a su mujer y a sus hijos mientras continúa con sus obligaciones públicas».

En el momento en que el príncipe Guillermo volvió al trabajo tras las vacaciones de Pascua, los Middleton arroparon a Kate. Su madre, Carole, fue fotografiada llevando a Kate en coche por Windsor mientras se recuperaba de la operación, lo que desató especulaciones cada vez más frenéticas sobre su estado.

Cuando el palacio hizo pública una foto de Kate y los niños el Día de la Madre en Gran Bretaña, estaba pensada para acallar las febriles especulaciones. En lugar de ello, la imagen se convirtió en un auténtico desastre en materia de relaciones públicas después de que varias agencias de noticias internacionales dejaran de distribuirla alegando que había sido manipulada, algo de lo que Kate acabó declarando que era su culpa.

«El vacío de información que el palacio no supo llenar con material honesto e inofensivo permitió que crecieran estas descabelladas teorías de la conspiración», dice Jephson, que cree que el palacio debería haber sido más abierto desde el principio. «La conexión emocional entre la Corona y el pueblo tiene siglos de antigüedad. Cualquier momento de la historia en que esa conexión se ha perdido o se ha descuidado no ha dado buenos resultados. El cariño del público por la monarquía es su principal fortaleza. Su mayor garantía de longevidad. Es una flor delicada. No es la monarquía lo que es delicado, es ese amor a la monarquía lo que es frágil».

Una encuesta realizada por Sky News en ese momento mostró que la popularidad de la princesa no se había visto afectada. Según una fuente real: «En última instancia, la princesa quería compartir esa foto para alegrar a la gente en el Día de la Madre, y creo que lo hizo. La nación realmente lo apreció y ahora entiende por lo que ella y su familia están pasando y quieren darle espacio y tiempo para recuperarse».

Según un asesor de la realeza, «se aprendieron lecciones», y Guillermo y Kate se quedaron boquiabiertos por la reacción.

Como señala Lowther-Pinkerton, la polémica sobre la fotografía del Día de la Madre no fue el primer reto al que se enfrentó Kate, que es conocida por mantener la cabeza fría. «Siempre guarda la compostura. En 2012 estábamos de gira por Extremo Oriente y se publicaron unas fotos de ella tomando el sol, una situación no fue fácil», recordó.

«Estoy seguro de que hubo momentos en los que se enfadó y se disgustó, pero con nosotros se portó muy bien. Estaba decidida e insistió en seguir adelante con el programa. Fue entonces cuando pensé: ‘Aquí tenemos a alguien especial’».

Según Lowther-Pinkerton, el matrimonio es más fuerte que nunca y está cimentado en la amistad y el amor. «Son dos personas que se conocen de verdad. No se puede exagerar la fuerza de su relación».

«Han creado la vida más normal que han podido para sus hijos. Los llevan al colegio y luego acuden a compromisos por todo el país, lo cual les encanta y disfrutan. Lo que de veras les motiva es crear un legado y generar un impacto a través de su trabajo», explicó un asesor.

Los pilares de su labor son su fundación benéfica Royal Foundation, la labor de la princesa en materia de primera infancia y el programa Earthshot de Guillermo. Asimismo, el príncipe supervisa en la actualidad el ducado de Cornualles y, según el mismo asesor, «lleva las riendas» de este.

Y en contra de lo que se ha dicho sobre la posibilidad de que Kate no vuelva a trabajar a tiempo completo, según sus ayudantes, la princesa «retomará su trabajo donde lo dejó» en cuanto se encuentre lo suficientemente bien.

Respecto al futuro, la perspectiva de ser reina algún día no le inquieta, ni siquiera en este momento de vulnerabilidad. «No le preocupa ni le quita el sueño. Solo quiere que sus hijos sean un poco mayores antes de tener que dar el gran paso. El hecho es que nació para el trabajo, está casi arraigado en ella», dijo una amiga. «Han tenido una clase magistral de preparación», aseguró Lowther-Pinkerton.

«Siempre han tenido cuidado de no precipitarse y de asegurarse de que cada fase de su vida se desarrollaba correctamente, para luego seguir construyendo sobre esa base. Han podido tener algo de espacio y tiempo como pareja y como familia, y hacer las cosas que son importantes para ellos antes de tener que dedicarse por completo a la nación y al pueblo británico. Cuando llegue el momento, y esperemos que sea más tarde que pronto, estarán más que preparados».

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